¿Por qué no tienes lectores si escribes bien?
Ahí estás tú, escribiendo con dedicación y entrega mientras eres cuidadoso con tu ortografía, tu narración y la estructura de tu trama. Te sientes pleno y satisfecho al ver el resultado: una historia magistralmente escrita que mueres de deseos por mostrar al mundo. Luego de tanto trabajo, la publicas y entonces el horror ocurre: te ignoran. ¡Nadie lee lo que escribes!
¿En dónde están los lectores? Tal vez pienses que ellos van en manada a las historias y los libros que tienen más clichés, que están llenos de errores y tramas repetitivas. Después de todo, para nadie es un secreto que muchos bestseller carecen de calidad literaria, y también es común que varios de los fanfics más populares están lejos de tener una buena trama.
Es una queja común en escritores de todo tipo. Les ocurre a quienes, con mucho esfuerzo, publican su primer libro, y también a los que suben sus historias originales o fanfics en internet. A pesar del esfuerzo y de la calidad de sus escritos, no tienen lectores.
Publicar un libro o una historia en internet es tan solo el primer paso, y si te quedas en el primer paso nunca llegarás a tantas personas como deseas. Si tú escribes, con seguridad en algún momento te habrás sentido frustrado al ver cómo el público ignora tu trabajo y tu esfuerzo; tal vez te has preguntado: ¿por qué los lectores se dejan cautivar por historias que no son tan buenas? Giras la cabeza a tu alrededor en busca de culpables y los encuentras: la gente es mediocre, las editoriales y los medios solo promocionan basura, la sociedad va mal, ya nadie lee, etcétera; pero ¿qué es lo que realmente ocurre?
El principal motivo es que nadie sabe quién eres. Publicaste un libro o un relato en internet, te quedó todo muy bonito, es una gran historia, muy bien escrita, pero… no la conocen. Nunca te tomaste la molestia de crear una marca de escritor. Si alguien busca tu nombre o tu seudónimo en redes sociales, no aparece ninguna información interesante o que tenga alguna relación con lo que escribes; además, nunca respondes comentarios de los pocos lectores que llegan a tu obra. Por si fuera poco, tampoco interactúas con otros escritores, no comentas los libros ni las historias de nadie más. El resultado es evidente: el mundo mostrará por ti el mismo interés que tú muestres por el mundo.
También podría pasar que tu caso es diferente: tienes una marca de escritor establecida, interactúas con quienes te leen y con tus compañeros escritores, tienes redes sociales donde actualizas con frecuencia sobre diversos temas relacionados con tu trabajo creativo y tus intereses, y a pesar de eso, tus lectores siguen siendo muy pocos… Inexplicable, ¿verdad? Pero ¿te has puesto a pensar que tal vez no tienes la motivación correcta…? La escritura no es solo técnica, es sentimiento. A la mayoría de potenciales lectores no les interesa la magistral estructura narrativa que has logrado crear ni tus capítulos con perfecta ortografía y sintaxis —que siguen siendo aspectos importantes—; lo que buscan es entretenerse, vivir la historia junto a los personajes, emocionarse y sorprenderse. Esto se logra con autenticidad. Muchos libros, fanfics y relatos con tramas clichés, y las estructuras más sencillas, cautivan a miles de lectores por lo entrañables de sus personajes.
No olvides que de nada sirve que utilices poderosas técnicas narrativas si eres incapaz de conectar con quien te lee. Si al escribir estabas tan preocupado al pensar en cómo se armaría tu estructura perfecta que no pudiste emocionarte con lo que vivía tu personaje, difícilmente un lector va a lograrlo también. Llegas a él principalmente a través de las emociones.
Por supuesto, una bella narración y una trama sólida ayudan, pero no son suficientes y, a veces, según nos lo ha demostrado el éxito de muchas malas historias, ni siquiera necesarias. Si escribes y publicas tu historia para satisfacer tu ego de «publiqué mi libro» o «publiqué la historia mejor escrita de mi fandom», no conquistarás a los lectores. Pero si escribes porque tienes algo real que transmitir: una idea, un sentimiento, el placer que sentiste al crear la historia, entonces ya tienes la mitad del camino ganado.
Resumiendo, la clave para que más personas te lean se divide en dos: primero, ten tu marca como escritor, muestra quién eres, muestra qué haces, interactúa con lectores, con compañeros escritores, con tu fandom, con la comunidad lectora donde te mueves. Segundo, ten la motivación correcta para compartir lo que escribes; si lo haces desde tu ego y tu necesidad de reconocimiento, ¡tuqui tuqui lulú! ¡Fallaste! A quienes leen les interesa la maravillosa obra que puedes mostrarles. Sin dejar de esforzarte nunca por escribir correctamente, ten autenticidad en tu estilo, emociónate con tus personajes, y tus primeros lectores satisfechos harán correr la voz y más personas llegarán a ti.
No olvides que los grandes escritores se han sentido como tú en algún momento. Ningún escritor nació siendo famoso y reconocido, todos lo lograron a punta de constancia y esfuerzo. Si todavía no tienes tantos lectores como quisieras, no busques culpables ni te compares con los demás; enfócate en ti, en mostrarte al mundo y dar lo mejor. Recuerda: no pasa nada si al principio cuesta arrancar; atesora cada lector y cada comentario de tu obra, como si fueran pequeñas semillas. Con esfuerzo, constancia y cariño, lograrás que germinen en una comunidad lectora enorme.
Si deseas mayor información sobre qué es la marca de escritor y cómo construirla, te invitamos a revisar aquí la información de nuestro curso que inicia este 30 de enero.
Esta publicación tiene 3 comentarios
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Hilda Es
2 Mar 2021Hola! Bonito lo que dicen. Pero se olvidan de algo: todo llega cuando tiene que llegar. Ni antes ni despues. ( este teclado no usa tildes)
Gracias.
Taika App
10 Mar 2021Tienes razón, todo llega cuando debe llegar, pero llegará como resultado de la constancia y del trabajo. 😉
Salem Navarrete
12 Abr 2021¡Muy buena reflexión! Dicen por ahí que a quien quiere azul celeste que le cueste. Como todo o la mayoría de las cosas en esta vida, llegan por el esfuerzo y la perseverancia de la persona que lo busca. Sí, incluso la suerte, aunque podríamos pensar que no es así, también es un talento.